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domingo, 2 de julio de 2017

Fiestas de San Juan en Honda en el siglo XIX Por José María Samper Agudelo

 http://portalacademico.cch.unam.mx/materiales/prof/matdidac/sitpro/hist/mex/mex2/HMII1900-1920/Cultura1900-1.htm
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En la actualidad en Honda no se celebra como en años anteriores las fiestas de San Pedro y San Juan, las cuales  fueron fastuosas, según nos narran nuestros ancestros, y esto debe o puede ser  por que  antes  el país era católico, y hoy en día es laico , ademas pululan las iglesias cristianas  protestantes, que prohiben a sus fieles participar en fiestas de la religion catolica.
De  ahí que  traemos a colación el testimonio del escritor hondano José Maria Samper Agudelo, que en su libro "Historia de un Alma (1881)" narra  como eran dichas fiestas  en el siglo XIX en la ciudad de Honda.
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Fiestas de San Juan en Honda
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“Llego la fiesta de San Juan, San Eloy, San Pedro y San Pablo,-que era asunto para diversión y locura popular del 24 al 30 de junio, - y los hijos de Honda sacaban a lucir ( si no a a deslucir algunos) todos sus caballos. Hubo gran paseo del Santo que llegó de viaje a la ciudad por la llanura poniente, con gran equipaje de almofrejes y petacas viejas y todo linaje de trastos portátiles y utensilios extravagantes; amen de todo lo obligado: los  anuncios de la Magdalena y la los de San Juan, las carreras de caballos a toda hora del día, las horcas y entierros de gallos, las grandes cabalgatas para ir a tomar baños y refrescos, y luego, innumerables bailes más  o menos borrascosos,-unos aristocráticos, al son del violines y trompas, flautas y clarinetes, con el inevitable bombo, - y los más, de  vihuelas  y bandolas, tiples y panderos.
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Como la principal diversión consistía en correr por todas las calles en animadísimo grupos, gritando todos: “San Juan! San Juan!” –sin perjuicio de tomar muchos tragos que alegraban demasiado a los jinetes,-o en salir al llano a echar carreras con apuestas, hasta dejar los caballos casa examines, no pocas veces ocurrían encuentros terribles y lances muy peligrosos que acarreaban accidentes de consideración. Cosa de trescientas personas andábamos corriendo a caballo por toda la ciudad, y hacia el fin de la tarde nos precipitábamos todos  por una de las empinadas cuestas (empedradas  por  lo general con grandes guijarros graníticos muy lisos) que  conducen del barrio del Rosario a los de abajo. En medio del inmenso grupo de jinetes enloquecidos resbalo en la mitad de la cuesta el caballo que montaba mi padre, yéndose de  bruces”..
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SAMPER Águdelo José María. (1881). Historia de una Alma. Imprenta de Zalamea Hermanos. Bogotá.Paginas.35 y36
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Las  ilustraciones  que  acompañan el articulo  no son de Honda,ni delautor.Ilustran solamente el articulo.

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