"Somos el Centro de la Historia de Colombia. Nuestro propósito es el de salvaguardar la historia de nuestro pueblo, como un aporte a la grandeza de nuestra nación colombiana."

martes, 30 de marzo de 2010

2 SECCIÓN TALLERES VIGÍAS DEL PATRIMONIO, ACADEMÍA DE HISTORIA DEL TOLIMA

Estudiantes recibiendo la información del taller.
Contestando el taller.
Listos para responder las inquietudes planteadas por los docentes del taller.
José Euclides Baez Cardona, el reportero de la calle de Oxigeno Honda, asistiendo al taller.
Los docentes Tiberio Murcia Godoy y Alfredo Mendoza Bustos, brindando información y capacitación.
Grupo de vígias del patrimonio.
Fotos; Esp. Tiberio Murcia Godoy. Sábado 27 de marzo de 2010. Honda Tolima

domingo, 28 de marzo de 2010

Las Memorias de Honda. Bicentenario 1810 - 2010

Dar click sobre la imagen para ampliar.
Tomado de el periódico El Tiempo Año 99 No 34.818. Domingo 28 de marzo de 2010. Seccíón Cultura y Gente. Pág. 2-8

Las memorias de Honda

Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO
Usar la memoria colectiva para reconstruir la historia permite ir más allá de la versión oficial de los hechos. En Honda, por ejemplo, fueron duros críticos de los propulsores de la libertad.

En medio de un calor sofocante, el río Magdalena recibe el caudal del río Gualí, que baja del Nevado del Ruiz con aguas refrescantes.

Desde 1620 en ese punto del Tolima se levanta Honda. Hoy, luego de haber tenido días de gloria, cuando era el puerto más importante sobre el Magdalena, por el que fluían las riquezas de los colonizadores hacia Cartagena, se plantea la posibilidad de aprovechar su arquitectura colonial.

A los hondanos no les gusta que se les compare con Cartagena, aunque para muchos es inevitable. "Honda es Honda y Cartagena es Cartagena", sostiene Tiberio Murcia Godoy, docente experto en la historia de la Villa de San Bartolomé de Honda.

En la Colonia, la vena que llevaba el oxígeno a esta ciudad de más de 40 puentes era el río. Algunos habitantes cuentan que por la Calle Real, la Cuesta Larga, la Cuesta de la Popa, la Calle de las Trampas o el puerto de Caracolí pasaron los enviados de la corona española, los sacerdotes y monjas, las almas en pena, el ejército realista, las bestias con cargas de oro y plata para ser embarcadas en Puerto Gallote hacia Cartagena y hasta José Celestino Mutis con su Expedición Botánica.

Una libertad no muy querida
Los que no tuvieron mucha acogida por esas tierras, por lo menos no al comienzo, fueron los propulsores de la libertad americana.

"Honda era muy realista. Aquí se proclamaron (promesa de fidelidad) dos reyes de España, uno de ellos Fernando VII", dice Murcia, Esa posición frente a la metrópoli era algo apenas entendible, pues la villa era pujante como punto de embarque de riquezas y con un camino real que conducía a Santafé de Bogotá.

"José Antonio Galán ni siquiera pudo tomarse Honda. Él libertó esclavos en Guaduas y Mariquita, pero aquí no pudo", recuerda el experto.

Honda estaba bien protegida: "En el sector de El Retiro salió una turba en favor de Galán. El ejército los dejó pasar la Calle de las Trampas, la de La Broma, el puente de San Francisco, pero en la Calle del Palomar los rodearon, los mataron y los tiraron al río", relata Murcia.

Pero en un lugar rodeado de la selva, donde la vida brota por todas partes, el amor no es cosa rara. Mutis, que acostumbraba parar a descansar, contrató como escribano a Alejo Zabaraín, nacido en Honda. Él, además de querer la ciencia, cayó prendado de una mujer que sería la gran heroína de la población vecina Guaduas: Policarpa Salavarrieta.

En Honda hay un cerro que se llama Cacao Empelota, que aún es un gran lugar para ver el Magdalena y hasta los nevados. Su nombre surgió por esos giros curiosos del lenguaje. Según cuentan, allá sembraban cacao en bellota, es decir en bola, lo que derivó a Cacao Empelota. Lo que sí llegó por los puertos de Honda (llegó a tener siete) fue la Reconquista. "Esto era un nudo clave y unos y otros lo querían. En 1816, Pablo Morillo se tomó el puerto de Caracolí y Puerto Gallote, y de allí fueron al casco urbano donde cogieron a José León Armero (presidente de la República independiente de Mariquita) y a Antonio Villavicencio, cuando vino a defender la población", remata el profesor.

Claro, por el puerto pasaron huyendo, tres años después, los españoles, entre ellos el ex virrey Juan Sámano. Según una placa en Honda, por allí también pasó Simón Bolívar en plena campaña libertadora. La última vez que lo hizo fue rumbo a Santa Marta, donde murió.

Enriquecer la historia
Como parte de la conmemoración del Bicentenario, el Ministerio de Cultura impulsa en 19 municipios de 18 departamentos del país los Centros Municipales de Memoria. Se trata de una estrategia para recuperar y registrar lo que ha sucedido en las poblaciones y comunidades, con el fin de que pueda ser difundido. La idea es motivar a las personas para que valoren la historia personal, familiar y local, y así tener un registro que enriquezca la historia oficial. En Honda, el Centro se enfoca en acciones alrededor de su casco histórico y del río Magdalena. Llevan a cabo programas como el de 'Museos familiares', que son casas en las que existen objetos de uso cotidiano con valor histórico; 'Narrativas locales' en el que se convocó un concurso para contar historias conocidas a partir de la narración oral, y los 'Conversatorios sobre la Villa de San Bartolomé', para mantener vigente la discusión sobre la memoria como forma de desarrollo del municipio.

Así nos gobernaron los españoles
Para los españoles no fue fácil adoptar una organización que pudiera controlar los amplios territorios americanos.

El vasto paisaje, diverso, con amplia densidad en la población y con una riqueza cultural incalculable, fue ajeno a las Audiencias y a los Cabildos, que funcionaban con cierto éxito en Europa. Un ejemplo de este panorama fue la legislación sobre encomiendas, minas, poblamiento y jurisdicción, que tuvo grandes modificaciones entre el siglo XVI y el XVIII.

El abogado y economista Jaime Jaramillo Uribe plantea en el texto La administración colonial, publicada en la Nueva Historia de Colombia, una interesante reflexión acerca de cómo el Estado, desde la Colonia, mostraba el mismo rostro burocrático de hoy.

Aquí, la figura del Rey de España dejó el romanticismo de extensión soberana hacia sus gentes para representar el simple acto de legislar, juzgar y ejecutar las decisiones estatales.

Esta figura desencadenó una peligrosa concentración del poder. Desde los virreyes hasta los alcaldes de las más humildes y apartadas provincias tenían potestad de carácter legal sobre las provincias.

El Consejo de Indias
Todo lo concerniente a la política colonizadora se 'cocinó' desde el denominado Consejo de Indias, que nació en 1518 como órgano supremo de la administración colonial española y como cuerpo legislativo y máximo tribunal de apelación en asuntos contenciosos civiles, administrativos y criminales.

El Consejo estaba conformado por juristas, teólogos, un secretario, un fiscal de la corona y varios procuradores. Durante el reinado de Felipe II y como dato curioso, el Consejo tuvo un cronista mayor, quien se encargó de redactar la Historia General de Indias.

El personaje
Policarpa SalavarrietaGuaduas 1795 - Bogotá 1817
Su fecha y lugar de nacimiento han sido tema de debate y controversia. El escritor Rafael Pombo afirmó que 'La Pola' había nacido en Mariquita (Cundinamarca), mientras que el periodista José Caicedo, dijo que había nacido en Bogotá. Para conciliar las diversas versiones, la Academia de Historia aseguró que Policarpa había nacido el 25 de enero de 1795 en Guaduas (Cundinamarca). Después de la reconquista española en 1816, Policarpa ingresó al movimiento clandestino de los hermanos Vicente y Ambrosio Almeida. Los españoles lograron descubrir la organización clandestina, usando al informante Facundo Tovar. Policarpa fue fusilada el 14 de noviembre de 1817 en la Plaza Mayor, al lado de su novio, Alejo Sabaraín, y de otros seis patriotas.

La cifra patria
800 personas sumidas en la mendicidad y el desempleo se contaban en la Santafé de 1810. La cifra incluye a los vagos que dormían en las calles después de salir de las chicherías.

El barbero espía
Hilario Cifuentes, un humilde barbero que rasuraba al temido general Pablo Morillo y al virrey Juan de Sámano, se convirtió en una especie de espía criollo que ganó confianza con sus clientes para luego replicar entre los patriotas los planes siniestros de estos.

Lo dijo Santander
"Mi filosofía me hace vivir contento con la seguridad de que el testimonio público y el de mi conciencia persuaden que he procurado llenar mis deberes".

Agenda
Abril
Santa Marta- Abril 2. Charlas del Bicentenario. Ateneo Santa Marta Centro Cultural y Cívico.
Bogotá- Abril 8. Exposición 'Proclamas de la Independencia'. Museo Nacional.
Amazonas- Abril 15. Encuentro local en la ciudad de Leticia.

Cronología
1800 3 de diciembre. Sufragio universal masculino en Estados Unidos para la elección presidencial.
1805 21 de octubre. España pierde la Guerra de Trafalgar y de paso su estatus de primera potencia marítima. La batalla enfrentó a España, Francia e Inglaterra.
Federico Gravina comanda las 33 embarcaciones ibéricas.
1806 El 19 de febrero. El venezolano Francisco de Miranda, precursor del movimiento de emancipación de Hispanoamérica, llega a Haití.
1809 10 de agosto de 1809. Primer grito de Independencia de Ecuador. Los criollos se rebelan contra el presidente Ruiz de Castilla.
DIEGO GUERRERO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO

sábado, 20 de marzo de 2010

200 años construyendo nuestra memoria Por Germán Mejía Pavony

February 18, 2010 en Opinion
Un 20 de julio, hace doscientos años, muchos de los habitantes de Santafé, ciudad que hoy llamamos Bogotá y que en ese entonces era la capital del Virreinato de la Nueva Granada, decidieron que ya no podían esperar más y tomaron la decisión de autogobernarse. Semanas antes, los cartageneros, los caleños, los pamploneses y los socorranos habían hecho lo mismo. Luego de Santafé, provincias como las de Mariquita, Neiva, Popayán, Casanare, Antioquia, Santa Marta y otras más siguieron sus pasos. De esta manera, entre los meses de mayo y septiembre de 1810, lo que antes era un territorio unido bajo la administración monárquica española, estalló en múltiples gobiernos con sus propias jurisdicciones. Los ideales y objetivos de cada una de las Juntas Provinciales de Gobierno que nacieron durante esas semanas fueron, sin embargo, los mismos: la soberanía para autogobernarse, el respeto por los derechos de los habitantes como criterio básico del nuevo pacto social, la representación fundada en las elecciones como mecanismo de participación en el cuerpo político, la federación como solución a la dispersión que resultaba de las autonomías provinciales.

El recuerdo que tenemos de estos hechos básicos son producto, primero, del modo como la celebración de tales acontecimientos cobró forma a partir de la transformación de una fiesta local en nacional; segundo, de la manera como se fue escribiendo la historia de esos sucesos hasta llegar a una versión que se hizo canónica, la que por la imprenta y el aula comenzó a pasar de generación en generación, homogeneizando así un recuerdo que se hizo común: el relato del nacimiento de los colombianos como república democrática y como nación.

La fiesta del 20 de julio nació para los entonces santafereños desde el primer momento. Ya en 1811 lo celebraron con actos religiosos, desfiles militares, bailes y banquetes. Así se hizo igualmente durante los años siguientes, en particular cuando en 1813 Cundinamarca declaró su independencia absoluta de España, pero en 1816 no fue posible hacerlo más porque gobernaban de nuevo autoridades españolas, soportadas por la fuerza de las armas. El año 1820 verá de nuevo a los santafereños, acompañados por los habitantes de las poblaciones cercanas, conmemorar el 20 de julio, y así lo seguirán haciendo hasta que en los años cuarenta del siglo XIX se dieron los primeros intentos por convertir el 20 de julio en una celebración de Estado. Sin embargo, sólo hasta 1873 se logró crear el fundamento jurídico para hacer del 20 de julio un festivo de carácter nacional: la Ley 60 del 8 de mayo de 1873 promulgó un artículo en el que ordena: declárase día festivo para la República el 20 de julio, como aniversario de la Independencia nacional en 1810. A partir de entonces, primero con discontinuidades, pero luego, sin faltar nunca a la cita de la fiesta patria, los colombianos celebraron la fiesta con actos religiosos y literarios, además de los desfiles colegiales con sus bandas de guerra y, por supuesto, las vistosas paradas militares. Los actos y las obras realizadas con motivo del primer centenario de la Independencia, en 1910, dieron particular impulso al modo como los colombianos celebraban ya, en todas partes y de la misma manera, su encuentro anual con el recuerdo: el 20 de julio ya no era un día particular en la historia de los bogotanos sino un símbolo, el del nacimiento del Estado y la Nación colombiana. Así se continuó por decenios durante el siglo XX, pero la crisis de credibilidad que afectó al Estado finalizando el siglo XX, así como la multiplicación de los conflictos sociales, las nuevas ideologías y, no menos importante, una progresiva secularización de la sociedad, afectaron nuestra fiesta cívica. Hoy, nuestra memoria como colombianos apenas logra una débil y somera remembranza de lo sucedido en 1810: el símbolo perdió la fuerza que le otorgaba su significado.

La historia de nuestra Independencia y, con ella, de nuestro nacimiento como democracia y como nación, se fue escribiendo lentamente durante los últimos decenios del siglo XIX y primeros del siglo XX. Fundados en los escritos de los partícipes y en otros documentos tutelares de lo realizado durante esos arduos años iniciales, cobró forma la versión que, madura ya en 1910, interpretó los hechos fundantes desde una óptica obcecadamente centralista: son los hechos de Cundinamarca los importantes porque ellos no contienen el error que cometieron las demás provincias: el federalismo. La desunión, juzgaron estos historiadores y publicistas, fue por ello la ruina de la primera república. Sobre esta premisa se edificó la historiografía que daba razón de los hechos fundantes del Estado y de la Nación, y que a la vez se llenó de silencios, porque desapareció lo sucedido en las provincias, calificó de traidores a los indígenas, negros y otros naturales que defendieron al Consejo de Regencia y al Rey, y se justificaron golpes de Estado y otras acciones que contrariaban el llamado de los pueblos a proteger su propio derecho a la autonomía. Esta historiografía dio forma a nuestra memoria pública y, por ello, otorgó significado al símbolo: el 20 de julio conmemoró, entonces, nuestro nacimiento como Estado que, además de centralista, buscó el modo de borrar las diferencias que nos han caracterizado desde siempre.

Nuestra Constitución, esto es, el pacto social que reescribimos en 1991, nos indica que los valores sobre los cuales edificamos el Estado y nuestra nacionalidad no son hoy los de hace un siglo. Las sociedades son dinámicas y, por lo tanto, la memoria lo es también: lo que sucedió en 1810 no lo podemos cambiar pero sí podemos leer esos acontecimientos desde lo valiosos que son para nosotros hoy. Por ello, el rescate de lo sucedido en las provincias, la valoración positiva de las acciones de todos y no sólo de algunos, el examen de las ideas desde ópticas participativas, en fin, la recuperación de 1810 como el año en que nació nuestra Primera República y no la Patria Boba, es dar un paso hacia la recuperación de nuestra memoria común desde premisas acordes con nuestros tiempos, nuestras necesidades y nuestras aspiraciones. La memoria es siempre actual, aunque esté hecha de sucesos pasados.

El símbolo no tiene por qué ser distinto, pero sí los alcances de su significado. Si el umbral de 1810 nos condujo hacia una república democrática con muchas limitaciones, las transformaciones de fines del siglo XX nos llevaron a enriquecer dicha noción de república y de democracia. Por eso no hay razón para cambiar el 20 de julio de cada año como el día que simboliza nuestra independencia de España e, igualmente importante, nuestro nacimiento como una democracia que hoy puede ser más participativa, más incluyente, más respetuosa de las diferencias y más plural.

Guía para entender el Bicentenario de la Independencia colombiana

Foto: Colección Bicentenario, Ministerio de Educación
La sublevación criolla marcó el inicio de un sentimiento de nacionalidad que en nuestros días no se puede echar al olvido.
En alianza con dos ministerios, la Alcaldía de Bogotá y la Consejería para el Bicentenario, EL TIEMPO inicia un amplio cubrimiento sobre el tema que irá hasta el 20 de julio.

Las celebraciones de los 200 años de los gritos de Independencia, que se desplegarán por todo el continente latinoamericano, desde el río Bravo hasta la Patagonia, permiten una oportunidad única tanto para la reflexión pública sobre estos dos siglos de vida republicana en cada uno de los países como para la discusión de los pilares que cimentarán el futuro.
En el caso colombiano, el análisis del período de nueve años que va del 20 de julio de 1810 a la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, proveerá a historiadores y aficionados, pequeños y grandes, jóvenes y viejos, de elementos para entender los orígenes históricos e institucionales de muchas de las ventajas y las falencias de nuestra organización política.
En los debates de este Bicentenario no faltará la remembranza a la generación de libertadores y próceres que protagonizaron la gesta de la Independencia. Si algo se desprende de esa oleada de sublevaciones es la voluntad integradora de Bolívar, O' Higgins, San Martín y Sucre, que marcharon con sus ejércitos allende las fronteras de sus territorios de origen, un breve espíritu unificador que, visto con los lentes del siglo XXI, suena increíble ante las disputas fronterizas y rifirrafes ideológicos que hoy caracterizan las reuniones de mandatarios latinoamericanos. Sin embargo, el legado de esos libertadores sigue inspirando a los líderes actuales: una encuesta del Foro Iberoamericano con 109 personalidades hispanoamericanas señaló al Libertador Simón Bolívar como el personaje que más ha marcado la historia de los últimos 200 años. El carácter incompleto de esa liberación es sugerida por las siguientes dos figuras revolucionarias: Fidel Castro y Ernesto el Che Guevara. Sólo a los puestos séptimo y octavo llegan los personajes culturales: Jorge Luis Borges y Gabriel G. Márquez.

Cifra patria
30 pesos al año era el salario anual de los peones concertados y libres. Adicionalmente, tenían algunas raciones extras. Un capataz, por ejemplo, obtenía entre 30 y 50 pesos anuales.

El caballo de Barreiro
El caballo de José María Barreiro, general que comandaba los ejércitos del rey Fernando XVII, fue traído de las pesebreras de Andalucía ( España). El animal estuvo presente en la batalla del Pantano de Vargas y en la de Boyacá, el 7 de agosto de 1819. Fue abandonado después porque Barreiro fue hecho prisionero por Pedro Pascasio Martínez.

Así pensaba Bolívar
Dichosísimo aquel que, corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto.

Actividades en marzo
Bogotá- Exposición: 'Las proclamas de la Independencia'. Biblioteca Nacional.
Concurso de caricatura sobre el Bicentenario, organizado por la Universidad Central. Inf. 3239858 ext. 127Neiva-
Marzo 25. Encuentro local sobre el Bicentenario.
En busca de la identidad perdida
La identidad será otro factor de debate en este año de festejo histórico. De ese fervor continental de 1810 surgiría un puñado de naciones en busca de una clase dirigente, la emancipación económica y una historia de sí mismas. El problema es que de esa historia se quedarían por fuera mujeres, minorías étnicas y esclavos negros, que cuentan, con el Bicentenario, con un momento histórico de recuperar tradición y justicia.

La ruta del Bicentenario
EL TIEMPO, en alianza con la Consejería Presidencial para el Bicentenario; los ministerios de Cultura y Educación, y la Alcaldía Mayor de Bogotá, comienzan hoy una serie de publicaciones relacionadas con el Bicentenario de la Independencia (1810-2010).
Cada ocho días, los lectores podrán encontrar anécdotas, episodios inéditos e historias apasionantes de lo que significó el inicio de la era republicana en nuestro país y en el resto del continente. Adicionalmente, habrá textos ecritos con la rigurosidad histórica que la fecha demanda y una completa guía de eventos y enlaces en los que se podrá consultar más información relacionada con el Bicentenario.
Serán 20 entregas que incluirán perfiles de los protagonistas de la época; la cronología de los eventos mas sobresalientes de la gesta libertadora y el contexto histórico de lo que sucedía en el resto del mundo mientras aquí comenzábamos a sembrar las semillas de nuestro futuro.
Este espacio será también la disculpa para plantearnos inquietudes retadoras como qué nos espera en los próximos 200 años; cuáles son los desafíos que tenemos como país y cuál es la historia que como Nación vamos construyendo a partir de los centros de memoria que se han venido creando en distintas regiones. Y quizás, lo más novedoso, será la selección de las 200 preguntas más originales que sobre el Bicentenario plantearon jóvenes de todos los colegios del país y las respuestas prácticas que dan los historiadores.

Fechas importantes
1761 José Celestino Mutis llega a América y forma a los precursores de nuestra Independencia.
1776 La Independencia de los Estados Unidos y la Francesa (1789) inspiraron a los criollos para seguir su ejemplo en la Nueva Granada.
1808 El monarca español Carlos IV le abre las puertas a Napoleón al permitir el paso de sus tropas por España. El hecho confunde la legitimidad del régimen en pie en la Nueva Granada.
1809 En agosto de ese año en Quito es arrestado y reemplazado el Presidente por una Junta Suprema, conformada por connotados criollos.

Camilo Torres Tenorio
POPAYÁN 1766-BOGOTÁ 1816
Hijo de don Jerónimo Francisco de Torres y Herreros, castellano establecido en el Nuevo Reino desde mediados del siglo XVIII, y de doña María Teresa Tenorio y Carvajal. Torres fue un afamado jurisconsulto. Su dominio de la oratoria y del derecho lo hicieron muy popular. Respaldó a Bolívar en los años de la lucha por la Independencia. En ejercicio del cargo de asesor del Cabildo redactó en 1809 El memorial de agravios, documento que dio coherencia jurídica a la reclamación por parte de las Colonias de una forma de gobierno que eliminara el sistema de explotación española.

La sociedad antes del 20 de julio de 1810
La historia que nos han contado sobre el Bicentenario suele arrancar el 20 de julio de 1810. De ahí para adelante se inicia la metáfora de la libertad. Sin embargo, la vida 95 años antes del 'grito de Independencia' no deja de ser apasionante e irónica.
El 25 de septiembre de 1715 , dos oidores -es decir miembros del tribunal de mayor jerarquía en las Indias- depusieron al presidente en ejercicio, don Francisco de Meneses Bravo de Saravia. Un día antes, los oidores Vicente de Aramburo y Mateo de Yepes se reunieron en el convento de San Agustín para redactar mensaje críticos en contra del presidente Meneses.
Esos ataques lograron reunir a un buen número de ciudadanos inconformes en la plaza mayor. Fue tanto el alboroto que el capitán Juan de Herrera Osorio casi no puede contener a los casi 1.000 manifestantes.
La situación era tensa. Presidente y oidores se reunieron a puerta cerrada en la sala de Audiencias. Hubo reclamos de lado y lado. Incluso, los oidores le pidieron auxilio al rey de España.
Los oidores se salieron con la suya. Con la ayuda del anciano teniente general del reino, Juan de Cárdenas Barajas, el presidente Meneses fue llevado a Cartagena por una escolta de comerciantes y propietarios.
La resistencia contra el presidente no era gratuita. Los ciudadanos lo percibían como una persona irascible, ávida de poder y con tendencia al consumo de licor. Sin embargo, el gran pecado del presidente Meneses eran los casos de corrupción que se le habían probado.
La sociedad, desde aquella época, demostraba su inconformidad con el régimen español de manera aislada, pero con la certeza de tener el poder algún día. El problema era que todavía no había cabezas que soportaran el peso de la rebelión.
TOMADO DE: http://www.eltiempo.com/culturayocio/libros_in/guia-para-entender-200-anos-de-libertad_7444848-1

ACADEMIA DE HISTORIA DEL TOLIMA, CAPACITA A JOVENES DE HONDA EN VIGIAS DEL PATRIMONIO


Alfredo Mendoza Bustos, Coordinador de los Vigías del Patrimonio en la capacitación a jóvenes en Honda
Jóvenes atento a la información que se les brinda.
Esto se pone bueno, le dira a su compañerito?
Mucha acción, por esa la fotografía borrosa.
Tiberio Murcia Godoy, Presidente Centro de Historia de Honda.
Cualquier sitio es bueno para consultar.
Respondiendo el Taller.
Respondiendo el Taller, después del refrigerio.
Tiberio Murcia Godoy, Presidente del Centro de Historia.

viernes, 19 de marzo de 2010

Honda revive la memoria del río

March 16, 2010 en Noticias
“En los tiempos antiguos, cuando la erupción del Volcán nevado del Ruiz”, así comienza la pequeña María Bocanegra, de 9 años, el relato con el que participó en el concurso que organizó el Centro Municipal de Memoria de Honda. Con la legitimidad que da el no haber vivido esos hechos en carne propia y la “enorme” distancia que representan para un niño 25 años, Bocanegra continúa su historia: “Cuentan que desde el año de 1985, por el mes de septiembre, empezaron a llamar al Volcán Nevado del Ruiz, el León dormido, y esto sucedió porque los campesinos sembradores de papa y los vaqueros que conocían la región, relataban que había aparecido una fumarola en la cima del volcán, y también que se habían sentido unos temblores”.

Pero Bocanegra ve esos hechos, como el común de los mortales la erupción del Vesubio en Pompeya o la del Krakatoa en Indonesia, cerca de la isla de Java. Sin embargo, existe una gran diferencia, sus fuentes son de primera mano, su madre, sus vecinos y los padres de algunos amigos, porque Honda guarda en sus calles la memoria de un hecho que sacudió su ilustre historia y que cambió el panorama de la ciudad. Fueron muchos los armeritas que encontraron refugio en esta ciudad llena de puentes.

Esta morenita, con vocación de escritora, forma parte del grupo de hondanos que participan del Centros Municipal de Memoria, de Honda, un proyecto del Ministerio de Cultura, en el marco del programa de conmemoración del Bicentenario que busca recuperar la memoria más profunda de los colombianos.

Bocanegra es la memoria joven, porque el profesor Tiberio Murcia es la historia viva de su ciudad. Todos lo conocen y todos lo saludan cuando se pasea por las calles de esta bella ciudad rodeada de ríos. Está ubicada en las orillas del Río Gualí y sobre la rivera del río Magdalena, a lo que se suma una serie de quebradas como la de Quebradaseca. Según Murcia se han inventariado 40 puentes, todos absolutamente necesarios para cruzar las orillas de estos ríos.

Murcia es joven, tiene 45 años, y ha dedicado algo más de dos décadas a recoger la historia del que fue uno de los municipios más prósperos del país. Encontró su vocación cuando descubrió que las empedradas esquinas por las que tenía que atravesar todos los días, cuando se dirigía al colegio, eran el foco de atención los hombres y mujeres que visitaban la ciudad. Comprendió que la admiración de estos personajes con las bellas casas coloniales de diferentes estilos arquitectónicos del centro histórico constituían un recurso invaluable para todos sus conciudadanos.

Desde su adolescencia decidió que iba a hacer de la historia de su pueblo un apostolado. Por eso, no es extraño que Murcia sea el presidente de la Asociación de Centros Municipales de Memoria. Es un líder, una voz activa y fundamental para su pueblo pues su afición por la investigación y su capacidad narrativa lo han convertido en el contador “oficial” de la historia de Honda.

Murcia es el hombre que sirve de guía a los visitantes ilustres de la ciudad como la alcaldesa de Cadiz, el año pasado, o los equipos de Radio Televisión Española que constataron el parecido de algunas zonas de la ciudad con varios pueblos españoles.

Honda, según el historiador Germán Mejía, asesor del Ministerio de Cultura, para el Bicentenario, fue una ciudad fundamental en el tránsito entre Cartagena y Bogotá. La ciudad comienza a figurar en los libros de historia desde los años de la conquista. A finales del siglo XVI esa pequeña villa, que servía como puerto a la ciudad de Mariquita, fue adquiriendo importancia por su activo comercio fruto del tráfico fluvial. Su historia legal comienza cuando a un grupo de jesuitas que estaban asentados allí consiguen constituir la Parroquia de San Bartolomé, el 24 de agosto de 1620. Tan solo 23 años después, el rey de España le concede el estatus de villa, más exactamente, el 4 de marzo 1643, fecha que los hondanos fijaron como la de su fundación.

Con el paso del tiempo y con la llegada de la navegación fluvial, Honda vive sus mejores tiempos y prácticamente todos los grandes personajes de nuestra historia, desde los virreyes, hasta Simón Bolívar, pasaron alguna vez por este puerto en su tránsito hacia Bogotá.

Esa condición estratégica hizo que se afincaran allí algunas de las familias más tradicionales del centro del país como los López, los Samper, los Zabaraín, Ibáñez, Urrutia, Zaldúa y otras con claros ancestros extranjeros como Michelsen, Naffat, Rudas, Lafaurie o Jassir.

Todo eso y mucho más lo ha recopilado Murcia en su condición de historiador aficionado e intuitivo. No es alguien de títulos rimbombantes, sus estudios en ciencias sociales los hizo en la Universidad de Caldas, el Sena y la Fundación Universitaria Los Libertadores. Sin embargo, sabe utilizar muy bien las herramientas que le da la tecnología contemporánea, como el internet, para refinar sus métodos investigativos hasta el punto de tener buenas nociones de ciencias como la geología o la paleontología. En el pueblo suelen decir que cuando se encuentra una tumba, si el cráneo es achatado, es obligatorio llamar a Murcia, si no, a la policía.

La anécdota surge porque como experto en los vestigios primigenios de la zona, es uno de los pocos con la capacidad de identificar su verdadero valor. “Lo del cráneo achatado –dice- es porque los nativos de esta zona se lo deformaban con pequeñas tablas para que quedara puntudo y se pareciera a la cabeza de un bagre”.

Afortunadamente la afición de Murcia tiene futuro, pues su semilla se ha sembrado con eficiencia y el Centro Municipal de Memoria de Honda se ha convertido en uno de los principales y más activos del país. Es allí donde Bocanegra y otros niños como Juliana Hernández Sierra (6 años), Brayner Ortiz López (12 años), Gina Liseth Barragán (14 años) presentaron sus diferentes versiones de los mitos y leyendas de la ciudad.

Cada uno a su manera y desde diferentes fuentes pudo reconstruir hechos que ni siquiera el omnímodo poder de internet o los medios de comunicación ha podido desterrar de la región. Brayner, el único niño del grupo, recordó como su abuelo, un viejo un poco alegrón y trasnochador del pueblo, por irse de caballero salvador a acompañar a una bella mujer que encontró una madrugada, amaneció solo, tirado en un cementerio y sin rastro de la seductora fémina.

Brayner no duda en señalar la certeza del relato, al fin y al cabo fue su abuelo el que se lo contó. Mitos o no, noticiosos o no, la verdad es que lo urgente es preservar esa memoria y lograr que, como hasta ahora, pero con el apoyo de la nuevas tecnologías y otras no tan nuevas como la fotografía, esos recuerdos se mantengan vivos de generación en generación.

TOMADO DE: http://www.mincultura.gov.co/bicentenario/?p=2071&cpage=1#comment-76

miércoles, 3 de marzo de 2010

MARISOL GARZÓN FORERO, LANZANDO SU LIBRO: Jaime Garzón; mi hermano del alma.

Ligia Rojas, Jorge Quintero Arango, Edgar León, Marisol Garzón, Tiberio Murcia, Marta Tellez y Jairo Pinto.
Bibiloteca del banco de la República Honda. Marzo 3 de 2010.